Quién no ha visto la clásica película donde el príncipe azul busca a la dama para liberarla de un hechizo y no ha sentido el deseo de ser la protagonista de esa historia de amor. Qué mujer no ha soñado con aquel hombre bien plantado, vestido con su traje principesco. Cuántas hemos visto en él al hombre perfecto.
Creo que casi todas hemos idealizado a este personaje y quienes somos madres hemos llegado incluso a llamar cariñosamente así a nuestro(s) hijo(s).
Yo también lo hice hasta hace poco que me puse analizar a profundidad qué es lo que deseo para el futuro de mi hijo y llegué a la conclusión que no quiero que sea un príncipe azul. Ojo, no digo que sea malo, sólo que mi ideal es distinto.
Imaginé cómo sería un príncipe de cuento de hadas en su vida cotiana y varios aspectos de su rutina diaria no me gustaron.
Aquí algunos de esos puntos: Imaginé cómo sería un príncipe de cuento de hadas en su vida cotiana y varios aspectos de su rutina diaria no me gustaron.
- El príncipe azul se despierta sin prisa ni preocupación pues tiene todo un séquito a su servicio.
- No tiene necesidad de tender su cama ni arreglar su habitación.
- Le facilitan todo para asearse, lo visten y acicalan.
- Procede a desayunar y no tiene necesidad de levantar ni lavar los servicios pues tiene personal que lo haga por él.
- No tiene que lavar su ropa, mucho menos plancharla.
- Cuando se case pues la princesa cuidará a los hijos y él no podrá ayudarla ya que nunca aprendió labores caseras.
Hasta acá ustedes dirán: Esta mamá está algo loca o ¿Qué toma para andar imaginando esas cosas?
Aquí viene la defensa a mi cordura. Honestamente, quien motiva mi imaginación y la hace andar a mil por hora es mi hijo. No hay noche en la que no aproveche el silencio para dejar volar mis pensamientos y soñar con su futuro. Y es que como toda mamá deseo lo mejor para él y ello implica lo mejor para su futura esposa y futuros hijos.
Yo no quiero que sea un príncipe azul. Yo deseo que sea un hombre cabal. Un hombre responsable, capaz de ayudar y apoyar en casa, autosuficiente, un padre que se involucre en la crianza de sus hijos, que no deje todas las labores a su compañera. Deseo que no se sienta superior ni inferior a otros, que tenga un corazón noble, que sea capaz de demostrar sus sentimientos, que no tema llorar frente a los demás cuando se sienta vulnerable. Anhelo que sea un padre amoroso, que cambie pañales, que lave la ropa, que asee a sus hijos.
Espero que llegue el día que una mujer me diga: Gracias, suegra. Usted educó a un buen compañero y padre. Es él mi hombre ideal.
Todo eso es lo que deseo para el futuro de mi hijo y Dios mediante sé que será una realidad.
Quiero agradecerles por permitirme compartir mis sueños con ustedes y como sé que toda madre o padre espera lo mejor para su hijo pues les invito a compartir sus respuestas a la siguiente pregunta: ¿Qué deseas tú para el futuro de tu hijo o hija?
Quiero agradecerles por permitirme compartir mis sueños con ustedes y como sé que toda madre o padre espera lo mejor para su hijo pues les invito a compartir sus respuestas a la siguiente pregunta: ¿Qué deseas tú para el futuro de tu hijo o hija?